Por Brenda Austin*
En los últimos años, nos hemos
acostumbrado a pensar la política en clave épica, en términos de amigos/enemigos y campos de batalla donde se libran luchas, a veces heroicas y otras
no tanto. El fanatismo se impone frente a la discusión racional, incapaz de
contener en sí a los que piensan distinto. La construcción de un
"relato" como forma de pensar la realidad, ha conducido a la
simplificación de la política, a la reducción del análisis a dicotomías y
antagonismos casi siempre falsos que nos muestra que estamos frente a
escenografías de cartón, donde basta con hurgar un poco para ver las
contradicciones: el discurso por la soberanía energética de YPF y el posterior
acuerdo con Chevron, el discurso de los derechos humanos y la designación del
represor Milani al frente del ejercito. Son apenas algunas de las recientes muestras
de ello.
En términos de construcción de
capital social, político y económico, nuestro país ha retrocedido. Mientras
nuestros vecinos países, por caso Brasil, lograban sacar a más de 30 millones
de personas de la pobreza, Argentina no logró mejorar sustancialmente la
calidad de vida de los ciudadanos. Se aumentó la presión impositiva sobre los
trabajadores, pero no fueron capaces de gravar la renta financiera. Se escuchó
de un camión con "pescado para todos" pero no fueron capaces de
generar acciones asertivas para detener el aumento en los productos de la
canasta básica. Se acusó a las corporaciones empresarias pero en el mismo
momento entregaron los recursos ambientales a los empresarios amigos,
profundizando el déficit energético y las graves consecuencias ambientales. Se
intervino al campo con políticas equivocadas y la mesa de los argentinos se
quedó sin pan, cerraron tambos y aumentó el precio de la carne. Se habló de
priorizar la educación y obtuvimos los peores resultados académicos y de
inclusión en décadas. Se nos habló de una ley de medios para garantizar la
libertad de expresión y vivimos presos de una prensa panfletaria y militante.
Se nos dijo que había que "democratizar" la justicia y detrás de ello
se escondía la búsqueda de más y más impunidad.
En fin, la "década ganada"
no son derechos para todos, sino la síntesis que mejor explica el
enriquecimiento de unos pocos.
Frente a esto, creemos que es
necesario dar paso a nuevo tiempo, a la recuperación de la política como
herramienta de transformación social sostenida sobre el diálogo y la necesaria
construcción de consensos.
Este nuevo tiempo debiera
obligarnos a pensar como transitar la próxima década siendo capaces de traducir
el crecimiento en desarrollo. Hoy, pese a que el "relato" nos habla
de una década ganada, un cuarto de la población se encuentra por debajo de la
línea de pobreza, uno de cada tres nuevos trabajos son informales, más del
cincuenta por ciento de jóvenes en edad escolar no termina el secundario y
tenemos un déficit de más de 3 millones de viviendas.
De lo que se trata es de dar
respuesta a las demandas urgentes, pero también de ser capaces de empezar a
trazar la senda del desarrollo de nuestro país. Dilma Rousseff, dijo: "Seremos exitosos,
cuando nadie tenga que cobrar un subsidio para vivir dignamente".
Recuperar la ética pública en la
generación de las políticas, nos permitirá volver a poner en el centro de la
escena las cuestiones urgentes: salud, trabajo, educación, viviendas. Menos dinero en publicidad oficial, más
dinero para los ciudadanos.
En esta línea, desde la Unión
Cívica Radical seguiremos trabajando, entre otros tantos temas, para articular
los consensos necesarios y así lograr el 82% móvil para los jubilados, la
eliminación del IVA a los productos de la canasta básica, que los trabajadores
no paguen ganancias, la sanción de una ley de asignación universal por hijo con
cláusula de actualización automática, la defensa de la independencia del Poder
Judicial, una ley de coparticipación federal que termine con la discrecionalidad
en el manejo de los recursos y una apuesta fuerte a la articulación de todo el
sistema educativo para volver a darles oportunidades a los miles de jóvenes que
hoy tienen un futuro sin destino.
Se trata, al fin, de tender un
puente entre las generaciones presentes y las que vendrán, para no seguir
hipotecando nuestro futuro y obtener así más y mejores derechos para todos los
ciudadanos.
(*)Es abogada por la Universidad
Nacional de Córdoba. Militante política de la Unión Cívica Radical. Fue dirigente
de Franja Morada. Ocupa el quinto lugar en la lista de precandidatos a
diputados nacionales que encabeza Oscar Aguad.
2 comentarios:
Interesantes propuestas... pero vas a tener que cambiar de partido para poder lograr su realización.
Bastante flojito y panfletario "el análisis de la coyuntura política nacional"
Publicar un comentario