lunes, 11 de agosto de 2014

Un abrazo que esperó 36 años

Ignacio y Estela de Carlotto, abuela materna.
Estas fotos tiene un valor muy especial. Representan la materialización de un abrazo que muchas abuelas y nietos están esperando en este país y es la prueba de que el odio, la violencia y la injusticia de la dictadura se puede quebrar.
Estela de Carlotto y Hortensia Ordura pudieron encontrarse por primera vez con Guido, después de 36 años de búsqueda, lucha y esperanza. Ello se resume en una de las declaraciones del nieto recuperado, durante la conferencia de prensa realizada en la sede de Abuelas de Plaza de Mayo, la semana pasada: “Me siento cómodo con la verdad que me toca y me siento feliz”.
Se trata de eso. De encontrar la identidad propia. Nada más y nada menos. Se trata de escarbar para encontrar la esencia, la raíz. Se trata de ser: “Hace días que sé quién soy y eso me pone feliz”, expresó en primera persona Guido, quién en realidad prefiere llamarse Ignacio.

Ignacio y Hortensia Ordura, abuela paterna.
Lo que sigue 
Tal vez, este hallazgo sea un nuevo punto de partida para tantas abuelas que buscan a sus nietos, tantas familias que quieren completarse y para que tantos nietos puedan recuperar su verdadero lugar. Lo cierto es que tras la recuperación del nieto número 114, aumentó la cantidad de consultas en la filial Córdoba de Abuelas de Plaza de Mayo. Guido es Ignacio. Ignacio es Guido. Parte de una misma historia y semilla.

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