Fue el tiempo, luego, del segundo grupo; aquel formado por jóvenes con militancia en partidos políticos. Con buena cuota de silencios, empezaba la entrevista.
Desde el comienzo y durante toda la dinámica, la carencia de interacción marcó la pauta que caracterizaría a este grupo de discusión. Cada uno se limitaba a exponer sus opiniones y a esperar nuevamente su “turno”. Lejos de ser percepciones interactuadas, brindaron largas explicaciones a modo de “ponencias” y sin interrupciones por parte de quienes escuchaban. Esto generó la ausencia de un debate como tal, en la medida en que todas las apreciaciones y los fundamentos que ofrecían iban destinados al mediador y no a los compañeros.
Fue característica una atención dispersa por parte de los integrantes (a excepción de uno) durante todo el desarrollo de la entrevista; la carencia de interacción no obligaba a una escucha activa.
Las opiniones diferentes no fueron tomadas como elementos de autocrítica, sino como evidencia para reforzar la lejanía de opiniones, acentuándolas los propios protagonistas, para resaltar la idea de que el “otro” está equivocado. Esto deja entrever la intolerancia con los planteamientos diferentes, con la diversidad de opiniones.
Hubo una visión restrictiva de la política, en tanto es concebida sólo desde el campo partidario. El debate se instaló en torno a quienes detentan el poder o pueden llegar a él.
Los comentarios de los jóvenes resultaban inseparables del partido al que pertenecen. No se logró una profundización en las percepciones de cada uno de ellos fuera del área de la militancia. No pudieron separarse de la posición de militante del partido del cual forman parte. Incluso, los tópicos no guiaron el discurso debido a que se recayó siempre en las mismas ideas, lo que generó que el debate no tuviese variedad conceptual.
Las fuertes individualidades terminaron por menoscabar la dinámica de grupo, en la que no se registraron proceso de elaboración en conjunto. Esto es potenciado debido a la presentación de posturas extremas en las que cada planteamiento se expresa de una manera absoluta e inconciliable con sus opuestas.
Se trató de una entrevista en donde la tensión y el clima tirante ganaron el ambiente, evidenciando una marcada falta de tolerancia y una comunicación de importante orientación monológica.
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