Los otros son la impostura, los
que dicen una cosa pero son otra. Contra eso, se plantea un modelo normativo de
autenticidad, sencillez y transparencia. No ser “careta”, no ser “gato”, no ser
“trucho”, ser o en realidad parecer verdadero y transparente.
El marco de referencia está afuera
de la familia, pero dentro del círculo
tribal, y esa figura referencial se
consolida por un cualidad específica. Por ejemplo, el líder de la banda que más le
gusta, pero además valida su autoridad con un discurso que se retrolegitima a
través de los valores de la tribu, y los
proyecta hacia afuera.
La institucionalización de soluciones para problemas no
legitimados.
La política como herramienta de
reconocimiento, legitimación y solución de problemas de los cuales los adultos
“no se hacen cargo” dejando a los
jóvenes en un limbo.
Por ejemplo hoy, el déficit habitacional. La casa como primer
ordenador social, no es algo a lo que los jóvenes puedan acceder mediante el
ahorro. Solo quien tiene padres con dinero puede comprarse una vivienda.
¿Cómo se supone que un joven puede comprarse una vivienda? Instalado socialmente el mandato de formar
parejas y familias, sin casa no hay familia, por un lado se plantea un modelo y
por el otro se cierran los caminos para construir ese modelo.
Este tipo de situaciones ,
constituyen aquellos problemas, en los cuales
los jóvenes, sienten que los
adultos revelan una desidia banal.
Otro ejemplo: ¿donde se orina en el espacio público en
Buenos Aires, si baños públicos no hay?.
En la calle baños no existen, en
los bares solo admiten clientes, lo cual obliga a mucha gente pedir un café
para ir a un baño. ¿Donde se supone que orine una persona necesitada de
hacerlo, estando en la calle?
El planteo de estas preguntas, la
interpelación a los más viejos, y la búsqueda de respuestas conforman la
demanda de institucionalización que conlleva una legitimación implícita y demandada de valores, sentimientos,
necesidades, deseos y aspiraciones.
El clivaje prohibido-permitido.
La tensión entre lo prohibido y
lo permitido, como el consumo de
marihuana o el aborto. O en otras
épocas, desde el divorcio, hasta circular por el espacio público en
pantalones cortos, plantea un trade off
que cliva y divide la cancha entre los
caretas y los propios, porque el joven pone en emergencia conductas “asociales”
, que muchos viven y practican subterráneamente.
Es más importante lo que dicen
otros jóvenes, dentro o fuera de la
tribu, por afirmación o por negación,
que lo que dicen los padres.
De esta manera gestionan el
conflicto entre lo que está bien para los padres y lo que está bien para los
pares, y así de esa manera, responder a
dos expectativas diferenciadas.
El súper yo y la constitución del yo plasmados en la contradicción de las construcción de las
decisiones, tiende a profundizar el
conflicto. Esta contradicción genera tensiones interesantes en la
conducta, y en los mecanismos
decisorios.
Si los jóvenes cumplen con lo que
está bien para los padres, incumplen con lo que está bien para los pares y
viceversa. “No tomes, no entables relación con gente peligrosa, estudiá mucho”
consejos sobre la vida sexual, las
relaciones, el trabajo y finalmente la política.
El reconocimiento de la cultura que viene, más que como una
contracultura
Los jóvenes barometrizan el
cambio, lo que hoy está no aceptado o
mal visto y mañana será normal. Por
eso demandan él cambio y lo anclan en el límite de lo
socialmente aceptado.
La demanda implícita es que sea aceptado lo inaceptable dentro de las condiciones objetivas, pero que como dice la marcha de la bronca de
Pedro y Pablo, “haré de cualquier modo”
.
Planteo de luchas contra enemigos poderosos, con final abierto
Muchos plantean que la 125 fue el
ADN del Kirchnerismo. Como esta
batalla, se trata de luchas
difíciles, enmarcadas en la épica de
quien se sabe más débil y por lo tanto debe revelar mística, valor y coraje
para dar una batalla, a priori perdida, pero decisiva e ineludible.
El enfrentamiento contra poderes hasta el momento “intocables” e
“invulnerables”, le otorga vitalidad y
dinamismo, al vínculo, entre una fuerza
y los jóvenes
Ese final abierto, esa asimetría
desfavorable, indignan, emocionan, convocan
y construyen la bronca originaria y movilizadora y la alegría de la acción y compromiso
colectivos.
Nuevos formatos de participación
política
Twitter, Facebook y las herramientas 2.0 y 3.0, donde los jóvenes juegan de local, como
nativos digitales, frente a migrantes digitales como sus padres, maestros y
profesores, para desplegar nuevas formas de adhesión, militancia y
compromiso. La posibilidad de generar
acciones, publicar, interactuar,
militar, comunicar y llegar en forma
simétrica a cualquier persona, segmento, audiencia u estamento.
Análisis publicado en www.weinsteiner.net
1 comentario:
Muy interesante análisis Leandro
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