Por Tomas Dreller
Hace unas semanas se cumplieron los primeros 100 días de
gobierno desde que Mauricio Macri asumió como Presidente de la República
Argentina. Rompió con doce años seguidos de la misma corriente política que gobernaba
el país: el Peronismo/Kirchnerismo. Asumió al poder con promesas políticas,
económicas y, sobre todo, las que más me interesan, ambientales.
Antes de seguir desarrollando, les aclaro sin ningún tipo de
vergüenza y/o arrepentimiento de que yo fui uno de los votantes de este
candidato. Usando mis primeros rasgos de consciencia política que un joven de
17 años puede tener, decidí que era el candidato que quería que me representara
y que gobierne el país donde nací y donde voy a crecer.
Sin embargo, sus promesas ambientales
no eran muy convincentes. Como todos sabemos, es un empresario que le interesa
una economía neoliberal, con todos los aspectos positivos y negativos que esta
tiene y que estos van a depender desde la mirada de cada uno. Aun así, sabiendo
cómo piensa la mayoría de empresarios, o sea obtener ganancias con poca
importancia o nula de lo que sucede a su alrededor, decidí votarlo lo mismo.
Finalmente, pasada las elecciones y el balotaje, ganó. Teníamos
un nuevo Presidente. Ahora, como esperábamos todos los votantes, debía empezar
a cumplir las promesas que hizo en su periodo de campaña electoral. Y, una de
las tantas, era aquella que había firmado junto con la Fundación Vida
Silvestre, que pertenece a la WWF (World
Wildlife Fund), donde él se comprometía a desarrollar fuentes de energía
renovable en nuestro país (ver imagen).
Pasaron los días y
se desarrolló la XXI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático (COP21) que
se celebró en París (Francia), desde el 30 de noviembre hasta el 11 de
diciembre de 2015, organizada por la Convención Marco de las Naciones Unidas
sobre el Cambio Climático. Como uno de los tantos representantes de Argentina
estuvo el diputado nacional perteneciente al PRO, Carlos Villalonga, ex
integrante de Greenpaece y actual vocero de Los Verdes. Fue la primera vez que
el país participaba de forma eficiente y eficaz en esta conferencia mundial.
Así fue como la Argentina asumió su compromiso a cumplir el acuerdo firmado
entre los integrantes de esta Conferencia donde se establece “el objetivo
de lograr que el aumento de las temperaturas se mantenga bastante por
debajo de los dos grados centígrados y compromete a los firmantes a
‘realizar esfuerzos" para limitar el aumento de las temperaturas a 1,5
grados”.
A pesar de las
repercusiones que generó este acuerdo, Argentina lo asumió. Pero todavía
estamos esperando que se apliquen medidas que verdaderamente valgan la pena y
tengan como objetivo final reducir las emisiones de CO2 del país. Pasó el
tiempo y hubo una medida decretada que causó repercusiones en políticos
opositores, organizaciones civiles y organizaciones ambientalistas: la quita
de las retenciones a la minería.
Esta medida, que
beneficia al sector minero en su totalidad y que iba a permitir que esta
actividad crezca en el país y contribuya a la economía nacional tenía una
contra cara: los pasivos ambientales que genera. Esta actividad
económica es una de las que más emisiones produce, luego de la industrial y que
más perjudica a los ecosistemas que tiene a su alrededor. Los sectores en los
que se desarrolla en un nivel importante en el país es en Mendoza, San Juan, La Rioja y Catamarca, por su relieve montañoso y por su riqueza en diferentes minerales. Todo
sonaba muy lindo, las ganancias que iban a tener, los nuevos puestos de
trabajos, materias primas disponibles, etc., pero se estaban olvidando de algo,
lo más importante y de lo que dependía todo lo mencionado anteriormente: el
medio ambiente. Esta actividad, en cualquiera de las formas en las que sea
practicada, nos deja sin montañas, sin recursos disponibles para las otras
generaciones, sin recursos para nuestro propio país, sin glaciares, sin agua
limpia y no contaminada por cianuro, entre otros.
Allí fue cuando la organización ambientalista a la que pertenezco, donde
soy voluntario, Greenpeace Argentina, lanzó un post por las redes sociales
criticando la medida tomada por el gobierno y acusando a Macri de auspiciar la destrucción de los glaciares,
por las emisiones que ésta actividad genera, que contribuyen al calentamiento
global y que provocan una disminución acelerada del nivel de los hielos. Publicaron
una imagen que generó miles de comentarios, fue ampliamente compartida y tuvo
un alcance de más de 1 millón de personas en las redes sociales (ver imagen).
Generó miles de repercusiones, sobre todo por parte de gente del PRO, de
votantes como yo y de trabajadores y pobladores de zonas mineras. Sin embargo,
el accionar de esta ONG fue el correcto y que sobre todo, busca una respuesta
del gobierno Nacional para evitar futuros daños ambientales y dejar claro que no
existe una actividad minera sustentable.
Pasó un mese desde
que esta publicación fue posteada, que fue a principios de febrero y no hubo
ninguna respuesta por parte del gobierno sobre este reclamo presentado y a los
tantos otros presentados por
organizaciones vecinales y otras organizaciones ambientales.
En conclusión, creo
que todos aquellos que votamos a este candidato y todos los que no, sabemos y
lo acabamos de comprobar que no existe un empresario con políticas neoliberales
amigo del medio ambiente. Yo, claramente, lo considero como un enemigo
de este. Pero no por esto descarto que no pueda llegar a mejorar la situación
en el país en todos los otros sentidos. En fin, lo hemos visto durante todos
los años en los que hemos tenido gobiernos democráticos y otros tantos donde
tuvimos gobiernos de facto, que no existe un político amigo del medio
ambiente.
Tomas Dreller en primera persona
Me llamo Tomas Dreller, tengo 17 años y vivo en la zona sur
de la ciudad de Córdoba. Estoy cursando el último año de la secundaria en el
colegio San Pablo Apóstol, soy católico y me considero una persona con fuerte
ideología ecológica. No participo militando en ningún partido político y soy
voluntario en Greenpeace Argentina desde hace casi 2 años. Tuve una campaña
propia que tuvo mucha repercusión en la ciudad, donde junté firmas para que el
Intendente Ramón Mestre limpie el lago del Parque Sarmiento. Gracias a esta
campaña di charlas en algunas instituciones y en TEDx Córdoba. Trabajé en un
local de ropa durante las vacaciones. Además, soy modelo publicitario en una
agencia y en mis tiempos libres escucho música, leo, veo series, películas y
participo en actividades de Greenpeace.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario