El Congreso argentino aprobó la semana anterior la ley que
permitirá el voto en elecciones nacionales a partir de los 16 años. De este
modo, casi 1,5 millones de jóvenes se incorporarán al padrón electoral y podrán
sufragar en las elecciones legislativas del próximo año.
La ley Nº 26.774 modifica siete leyes nacionales, entre las
que se destacan la de ciudadanía y el Código Nacional Electoral, con el
objetivo de habilitar a los jóvenes de 16 y de 17 años a votar en elecciones
nacionales reconociéndolos como “electores”. Cabe destacar que el voto para
este sector no será obligatorio, de manera similar que sucede con las personas
mayores de 70 años.
El proyecto del voto joven fue promovido por el senador
Aníbal Fernández, un kirchnerista duro que hasta el año pasado fue el Jefe de
Gabinete de Cristina Fernández. La discusión del tema, como pocas cuestiones lo
logran, cruzó transversalmente a la sociedad argentina y el tema fue tópico de
discusión en programas políticos, universidades, escuelas y grupos de amigos.
Nuevamente el gobierno nacional marcó la cancha del debate político y presentó
el proyecto en el marco de un discurso de extensión y ampliación de derechos
políticos.
Tal como pasó en temas como la expropiación de YPF y el
matrimonio igualitario, por citar algunos casos recientes, este proyecto ha
generado posturas y debates internos dentro de cada partido y bloque en el
Congreso. Si bien el gobierno contaba con las mayorías en cada Cámara para aprobar
el proyecto, logró reunir el apoyo de diversos bloques, como el de algunos
sectores de la Unión Cívica Radical y del Frente Amplio Progresista. Sin
embargo, la media sanción dada en Diputados terminó con estos bloques
abandonando el reciento tras la palabra del diputado oficialista AndrésLarroque, referente de la agrupación La Cámpora, quien se despachó con críticas
por otros temas de actualidad.
Los jóvenes y la política
En un artículo anterior se explicaba que esta ley puede ser
beneficiosa en el mediano plazo en la medida en que los partidos políticos
deben abrirse a la juventud e intentar cautivar a este sector de la población.
No obstante ello, la
realidad argentina es compleja: la situación de un adolescente en Capital
Federal es muy distinta a la de un joven de en la provincia Corrientes o de
Jujuy. Hasta ahora, los jóvenes menores de 18 años son sujetos de política pero
no sujetos políticos. De hecho, la principal política social del gobierno
nacional, la Asignación Universal por Hijo, tiene como población objetivo a los
menores de edad.
En este contexto, es positiva esta discusión y la ley
recientemente sancionada. Aún así, diversos estudios de opinión recientes han
mostrado que la mayoría de los jóvenes se muestran desinformados o desinteresados
sobre las cuestiones políticas. Por ello, se presenta como un enigma cuál será
el nivel de participación de los jóvenes en las próximas elecciones.
Este hecho, a riesgo de presentar una dificultad representa
un gran desafío los partidos políticos, que deberán esforzarse por captar su
atención, primero para interesarlos en la política y luego para obtener su
voto. Por ello, es importante que ese voto sea voluntario para que la
obligación sea de los partidos: deben “salir a la calle” a conquistar nuevos
electores.
Posiblemente, esta medida tenga un impacto que no está
siendo considerado y es que los partidos al tener que adaptarse al nuevo
electorado, proponiéndole políticas específicas e intentando convencerlos de
recibir su voto, suceda algo mucho más importante: que incluyan a los jóvenes
en sus filas favoreciendo la renovación de sus elites en el mediano y largo
plazo.
*Politólogo, editor de Asuntos del Sur. Esta nota fue publicada en Asuntos del Sur
No hay comentarios.:
Publicar un comentario