miércoles, 9 de marzo de 2016

El cambio, también en el peronismo

Durante el ultimo tiempo la palabra clave parece haber sido “cambio”. La idea del “cambio” enarbolada, apropiada e impulsada por Mauricio Macri contagió a la sociedad, contagió a los descreídos de la política, a los desilusionados de sus partidos políticos y de sus líderes, a los enojados con el gobierno anterior y contagió también a muchos peronistas que no nos sentimos representados por el tipo de peronismo llevado adelante por el Frente para la Victoria, un peronismo cerrado, sectario en su mayor expresión.
Considero que el Frente para la Victoria fue quien llevó al partido a la derrota, fueron ellos quienes nos dividieron entre amigos o enemigos según cual sea el grado de obsecuencia.
Cristina Fernández de Kirchner -como “conductora” del Peronismo Nacional hasta el pasado 10 de diciembre- prefirió conducir y representar a una facción fanática y no al peronismo en su conjunto. Nunca me sentí representado por ella ni por sus formas, nunca sentí que fuera ella quién más representara los ideales del peronismo que a mí más me gusta, del que creo es el “mejor peronismo”, el peronismo del último Perón, de aquel que volvió del exilio más sabio, más tolerante y nos dijo que “para un argentino no hay nada mejor que otro argentino”. El Perón que nos dijo que los argentinos debíamos estar unidos, si no un abismo se abriría bajo nuestros pies.
Creo, con la mayor humildad del mundo, que Cristina y el Frente para la Victoria no entendieron nada de ese Perón, no aprendieron nada del abrazo Perón-Balbín en el ´72, ejemplo de madurez política a seguir que nos permitió transitar por un sendero de diálogo y pacificación, poniendo fin de esta manera a muchas décadas de enfrentamientos, que sólo trajeron como consecuencia haber vivido en una etapa de nuestra historia signada por avances y retrocesos que perjudicaron a nuestro país y, por ende, al conjunto de nuestros compatriotas.
Ese es el Perón que a mí más me gustó, el Perón al que creo jamás intentó imitar el Frente para la Victoria. Por eso, tambien para el peronismo soplan vientos de cambios, necesitamos reorganizarnos, reestructurarnos, refuncionalizarnos y darle con mayor énfasis, espacio a los dirigentes nuevos y frescos que han demostrado capacidad de gestión y liderazgo en este tiempo. El PJ debe ser un espacio de construcción de políticas de Estado, un centro de debate, discusión y elaboración de políticas públicas, que sirva de guía para nuestros legisladores nacionales y todos los PJ provinciales.
El PJ debe ser un lugar para profundizar la formación de cuadros, que las nuevas generaciones lleguen no sólo con la fuerza de la juventud sino con claridad ideológica y formación política. Lo que se impone para nosotros los peronistas es la necesidad, prioritaria, de reorganizar el PJ nacional, reestructurarlo para que tenga sentido en la coyuntura y para el futuro. Necesitamos una herramienta partidaria capaz de dar cohesión y expresar la pluralidad de voces que nunca debió perder el peronismo. Necesitamos un peronismo que sea convocante, que sea la base de una plataforma de una oposición constructiva en Argentina, que acompañe las cosas buenas pero que sea crítico de lo que no se comparta y proponga políticas alternativas y superadoras.
Por eso, como joven militante justicialista, veo con buenos ojos la resolución del Consejo Nacional del Partido Justicialista de convocar a elecciones internas para elegir a nuestras autoridades el 8 de mayo próximo. Desde Córdoba estaremos contribuyendo y luchando siempre por un peronismo más federal, más republicano y más representativo donde se escuchen todas las voces; en donde, como dije anteriormente, se nos de lugar a los más jóvenes, a las nuevas generaciones, pero sin tirar a ningún “viejo” por la ventana y respecto a eso me gustaría explayarme un poquito.
A lo largo de estos últimos años, aparecieron en Córdoba algunos compañeros reclamando “herencias anticipadas”, algunos aparecieron diciendo que eran la renovación, que eran lo nuevo y que los “viejos” ya no hacían falta, que eran parte del pasado, que ya el partido no los necesitaba. Estoy convencido de que la renovación, el “trasvasamiento generacional” del que hablaba el general Perón, es indispensable para la continuidad en el tiempo de nuestro movimiento. Soy de los que piensan que esa renovación la debemos encarar sin tirar a ningún “viejo” por la ventana, sin menospreciar a esos compañeros que fueron los que bancaron los trapos cuando el peronismo de Córdoba no le ganaba a nadie, fueron ellos los que militaban a escondidas cuando nos proscribió la dictadura militar, fueron ellos los que militaban de sol a sol cuando las urnas decretaban gobiernos radicales y fueron los “viejos” que algunos quisieron tirar por la ventana los que nos llevaron a la primera victoria provincial el 20 de diciembre de 1998 y forjaron los cimientos para las victorias que vinieron y que los cordobeses siguen ratificando a lo largo del tiempo.
Brego por un peronismo abierto, inclusivo, moderno, un peronismo renovado, pacificador, federal, con ideas innovadoras que devuelva la esperanza, que sea una herramienta al servicio de la construcción de una Argentina feliz y republicana, brego por un peronismo unido trabajando por el bienestar de la Patria. Quiero  un peronismo lleno de ideas, propuestas, diagnósticos, que siga soñando con un país más justo, más inclusivo, un país para todos. Quiero un peronismo que vuelva a las bases, a la militancia genuina, al “puerta a puerta”, un peronismo que vuelva a mirar a la cara a cada argentino. Soy de los que piensan que hay que escuchar a la gente, aprender de ellos y actuar en consecuencia, que la política construye y que los fanatismos sólo destruyen.
Como partido político histórico de nuestra Argentina, tenemos la obligación, en los tiempos que corren, de estar a la altura de los requerimientos de la sociedad y para eso debemos tener en la conducción a nuestros mejores hombres y mujeres, sin perder de vista nuestros orígenes y nuestros principios, sabiendo que nuestro norte siempre será la independencia económica, la soberania política y la justicia social y teniendo claro que siempre va a faltar la victoria definitiva mientras haya un pobre en la Patria.

¿Quién es José Ignacio Scotto?
José Ignacio Scotto tiene 24 años y milita en Unión por Córdoba. Reside en la ciudad de Córdoba durante la semana y viaja a su localidad natal, Corralito, los fines de semana. Es estudiante de la carrera de Derecho en la Universidad Nacional de Córdoba. Desde febrero de 2012, José Ignacio Scotto trabaja en el Poder Legislativo de la Provincia de Córdoba. Su familia incursiona en política desde hace muchos años. Su padre, Carlos Scotto, fue intendente de la localidad de Corralito. Hoy, su hermano Juan Carlos Scotto ocupa ese lugar, aunque está en uso de licencia por desempeñarse como secretario de Asuntos Municipales e Institucionales del Gobierno de la provincia de Córdoba.

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