La diputada nacional de la Unión Cívica Radical de Córdoba, Brenda Austin, quien se desempeñaba como secretaria de Educación en la gestión del intendente Ramón Mestre en la Municipalidad de Córdoba, reflexionó en Facebook al asumir su banca.
En “Los caminos de la vida”, el título que la flamante diputada le encontró a su mensaje, le dedicó un sentido homenaje a Gerardo Bellocq, quien ocupaba esa banca en la cámara baja, cuando falleció en un accidente automovilístico. Además, Austin recuerda su paso por la militancia universitaria y su gestión al frente del Centro de Estudiantes de Derecho (CED) y su paso por la Federación Universitaria de Córdoba (FUC). Recuerda, además, lo que sintió cuando el intendente Mestre la convocó para integrar su equipo de trabajo.
Los caminos de la vida
Decía Don Juan, que en la vida hay que elegir los caminos que tienen corazón. Que hay que preguntarle al camino si lo tiene, y si no, abandonarlo de inmediato. En estas últimas horas me acordé de ese fragmento, pensando y sientiendo lo vivido. Recordé la campaña, los amigos que nos recibieron en cada pueblo, los dirigentes que nos acompañaron, la primera reunión a la que fuimos con la Sole y el Diego. La calidez y seguridad que transmitía Gerardo, el compromiso con su gente.
Recordé a quiénes tuvieron la decisión de abrir la puerta invitándonos a integrar la lista y animándonos a vencer las fronteras invisibles que algunos se esforzaban por poner entre la militancia universitaria y la partidaria. La generosidad de Ramón, una y otra vez.
Recordé el aguante de la familia, mi pareja y los amigos, siempre, incondicionales. La militancia en la facu, lo difícil que fue en una época, lo mucho que aprendimos, sobre todo acerca de la perseverancia y la tenacidad.
Recordé a esas personas que nos marcaron, que fueron ejemplo de honestidad y laburo incansable, como el querido Carlitos Vargas. Recordé a mi viejo, a su tarea, a su enorme compromiso con su partido, con la gente, con sus convicciones, a sus lecciones de humildad y honradez.
Recordé como parte de un presente, a todos los afectos que aún extraño de Educación.
Y entre tanto, me encontré ahí, jurando por la Constitución Nacional, por ese rezo laico del que hablaba Alfonsín. Me encontré rodeada, sintiéndome una vez más acompañada por la enorme familia radical y morada. Por los amigos de la vida, allí firmes, como cuando fueron a repartir panfletos en aquella primera elección de centro. Por el amor y la familia y esa línea valiente de ancestros galeses dando aliento. Por todos los que hicieron llegar buenos deseos y esperanzas.
Y así, con todo eso, y en un Congreso que recupera su vitalidad, su pluralidad de miradas, su discusión, su debate, su sana confrontación de ideas, que se retuerce buscando consensos y mayorías, que hace lo que tiene que hacer una democracia saludable, allí y ante todo eso, me acordé entonces de Castaneda y las Enseñanzas de Don Juan, mirando al camino de cerca y con intención, sabiendo, como él decía, que los caminos en sí mismos no conducen a ninguna parte, que el camino es virtuoso si tiene corazón.
Mire para arriba, sonreí, agradecí, y me senté a empezar a recorrerlo...
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