domingo, 8 de mayo de 2016

Inflación: palabra de todos los días

Escribir un ensayo en esta temática es un poco trillado, principalmente porque cualquier diario que uno lea diariamente tiene una columna sobre ello, pero aquí introduciremos algunas ideas distintas que se irán profundizando en las próximas semanas.
¿Quién no escuchó alguna vez hablar de inflación? Es una palabra corriente para todos los argentinos desde hace ya varios años.  Y, ¿por qué?, ¿es realmente el gran problema que tenemos?.
Para las personas que realizan distintas actividades cotidianas, ya sea desde comprar comida, cigarrillos hasta cargar nafta, se ve el aumento nominal de precios. Por supuesto, afectando el día a día de cada una de ellas.
Probablemente, si escuchamos algún programa de política nacional ya sea radial o televisivo, escucharíamos campanas opuestas que se culpan para ver quién la causó y qué hicieron para detenerla.
Para aclarar tanta confusión, nosotros queremos, en primera instancia, determinar qué es la inflación y cuáles son las categorías de acuerdo a los factores que la generan.
De forma simple, clara y real, podemos entender la inflación como el aumento sostenido de precios. Posiblemente sea la definición más general y representativa del fenómeno. A su vez, distintos autores caracterizan al fenómeno por diversas causas, así podemos identificar distintos tipos de ella.
En primer lugar, la inflación de demanda, la que es generada por el incremento del poder adquisitivo de sectores con una amplia propensión marginal a consumir, lo que altera las curvas de oferta y demanda en el sector real de la economía distorsionando la misma.
En segundo lugar, la inflación de ingreso, donde el sobreprecio está dado a partir de la suba de aquellos productos necesarios para fabricar sus bienes finales.
Por otro lado, la denominada monetaria, ocasionada por la emisión de moneda que sin respaldo en el sector real de la economía altera las curvas de oferta y demanda de dinero.
Por último, la estructural. Este tipo de inflación es generada por una falla de mercado que altera la competencia, movilidad, entrada y salida de oferentes y demandantes tanto como las estructuras de distribución de ingreso y atrasadas tecnologías implementadas. Además, podemos agregar la idea inercial de la misma, dada por la continuidad y expectativa de suba de precios, fomentando en la conciencia social el incremento del valor de productos.  
Heredada o no, la inflación en Argentina es un fenómeno complejo que necesita ser combatido desde diversos lugares, he aquí el punto en cuestión.
En primer lugar ha sido combatida desde su lado monetario, la liberación del cepo al dólar, disminución de emisión monetaria (en parte), pago de deuda stock e intereses. Suba de tasas de interés en plazos fijos y LEBACS. 
En segundo lugar, la inflación de demanda a la vanguardia con disminución del gasto estatal en la economía nacional a partir de recorte del aparato y quita de subsidios. Además, aumento de tarifas con su respectivo efecto multiplicador generando el ajuste sufrido en este momento.
Estas medidas han fomentado y no han podido contrarrestar la suba de precios superior al 30%, medida en cualquier de los estimadores de IPC vigentes. Aún así, hay estimaciones inflacionarias que muestran una disminución en el porcentaje inflacionario a partir de abril (índices core y San Luis).
Las medidas tomadas han sido drásticas, los datos de aceptación de gestión y percepción adquisitiva no son favorables y todavía no se ven mejoras en la economía local. Por lo tanto, podemos decir que hay algún punto de análisis pasado por alto. Aquí llamamos la atención a una implementación que a simple vista se corre del plan anti-inflacionario y es la implementación de los Precios Cuidados.
Ya en la gestión Kirchnerista, los Precios Cuidados junto con la cuestionable gestión de Moreno combatían contra la inflación estructural donde los precios determinados por empresarios y sectores de producción intermedia afectaban la vida de consumidores sin importar su estrato social.
Actualmente, mantener un mecanismo como el antes mencionado evidencia nuevamente una arista del complejo fenómeno que es la inflación, el cual ya en la década del sesenta era analizado por Olivera, de allí las ideas principales.
¿Qué significa presentar como síntoma inflación estructural? Principalmente las asimetrías endógenas del mercado, donde la distribución y generación de riquezas no sigue los pasos de otras teorías, por lo que tomar medidas con diagnósticos que no la contemplen sólo generan métodos ineficientes de solución.
En un extracto de Alfredo Juan Canavese (1979) vemos cómo actúa este fenómeno: “El alza de los precios de los bienes agropecuarios aumenta el nivel del costo de vida, lo que origina ajustes en los salarios; ellos, a su vez, modifican los costos industriales y el mantenimiento del margen de beneficios requiere una elevación del precio de los bienes industriales lo que desajusta nuevamente los precios relativos, reanudándose el ciclo expuesto”. Este factor en cuanto al panorama endógeno.
El otro punto de análisis es exógeno, y por lo tanto imposible de controlar; la disminución del crecimiento de otros países tales como BRICS, donde Argentina en los últimos años colocó sus productos exportables sin crear una mayor diversificación de mercado, afectó y afecta de forma directa nuestra situación actual. Aquí, además, sería interesante tratar los valores importados desde Chile en los últimos meses, que seguramente influyó en la balanza comercial argentina. Y que sumado a la liberalización del dólar llevó a términos desfavorables de intercambio mayores aumentando los precios internos de bienes importables y sus sustitutos nacionales.
Como nota al pie no podemos olvidar la inflación inercial sistémica, donde los precios suben por conciencia individual y colectiva de intermediarios vendedores y aceptación implícita de consumidores.
Por supuesto, sería hipócrita culpar del aumento sostenido de precios a una gestión en particular sea cual sea; lo cierto es que ambas, según nuestra interpretación, aplican teorías macro de economía olvidando la situación real argentina. Aplican teorías que en los libros se ven bien, pero esos libros no son escritos acá. Por lo tanto omiten situaciones particulares de la sociedad latinoamericana y principalmente nuestro país.
Podemos resumir que la inflación argentina es una enfermedad con síntomas monetarios, de demanda y estructurales, pero en el panorama político económico nacional el análisis es escueto, y pasar por alto sus distintas causales dificulta sanar completamente un sistema debilitado, recetando remedios incorrectos y provocando para el paciente mayor tiempo de internación.

¿Quién es Ignacio Carrillo Martínez?
Ignacio Carrillo Martínez es argentino, tiene 25 años y es licenciado en Ciencia Política por la Universidad Católica de Córdoba (UCC). Además, es asesor financiero (IAEF), director en Docta Asesoría, Comunicación y Sondeos. Además, Carrillo Martínez se desempeña como docente, es profesor adscrito en la cátedra de Economía Política, en la UCC.
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