Por Mauricio Ordoñez*
Ya (casi) pasaron 5 meses del "cambio" y las medidas económicas del gobierno Nacional no dejan de ser tema de conversación; mucho menos con aquellos que te interpelan, algunos en términos de chicanas, al conocer que uno es integrante de un partido miembro de la alianza gobernante.
"Y…. ¿cómo la ves?", te preguntan. Sin entrar en un debate espontáneo, las respuestas tratan de posicionarse desde el lugar más objetivo, del lado del ciudadano común. Veo que se ha abandonado la retórica de trinchera, aunque algunas miradas neoliberales desde el Estado no sintonizan con las aspiraciones de justicia social de un partido que a lo largo de la historia tanto contribuyó a ella como la UCR.
La baja en las retenciones era necesaria para recuperar rentabilidad, pero perdimos la oportunidad de segmentarla por regiones y por tamaños de productores. Y… ¿el cepo? Y sí, había que salir, pero devaluar sin esfuerzos consistentes por coordinar precios y abastecimiento de productos fue una decisión que le dio un espaldarazo al bolsillo de la gente.
La tarifa energética social es positiva, pero su uniformidad se desentiende de realidades regionales profundamente asimétricas. La modernización del Estado era una cuenta pendiente desde hace tiempo, pero un Estado inteligente es lo contrario a despidos sin criterios explicitados y con espíritu de revancha.
La concreción de los proyectos de infraestructura que el gobierno anunció para el norte es otra de las deudas históricas hacia esas regiones, pero las obras aisladas de un enfoque integral resultan insuficientes: integración del territorio nacional significa, también, capacitación de mano de obra, estímulo al cambio tecnológico y apoyo a la comercialización adaptado a nuestras cadenas de valor.
Y… ¿cómo lo veo? Veo a un Estado que en lugar de continuar expandiéndose, ahora necesita recuperar la capacidad de planificar y transformar. Que la globalización es una oportunidad, no desde la apertura ingenua hacia cualquier mercado pero sí con una integración de manera inteligente, defendiendo y potenciando los recursos nacionales. Que el desarrollo debe planificarse porque ni la espontaneidad de los mercados ni el estatismo desmesurado nos dará industrialización e inclusión social, por lo que una transformación federal de la estructura productiva nos puede brindar la oportunidad de cerrar (o achicar) la grieta social.
Esto adquiere nociones utópicas si se conserva la perspectiva egoísta de las políticas públicas que nos invadió durante 12 años en la que solamente servía la opinión de los adherentes al gobierno, por lo que tal desafío de desarrollo requiere consensos amplios reconociendo como expresiones legítimas a todos los sectores políticos, sociales y empresarios. Y aquí el Congreso tiene una oportunidad de recuperar el protagonismo.
Y si me siguen preguntando cómo veo a la Argentina, la respuesta saldrá desde la esperanza inclaudicable del argentino que reconoce en su país un gran potencial, con más disponibilidad de recursos naturales que muchos países desarrollados, con vastos recursos humanos capacitados y con grandes universidades funcionando como usinas de conocimientos esperando a ser aplicados al desarrollo. Ante la insistencia de la pregunta, uno deja de ser objetivo para responder con el sentimiento de que tenemos todo para ser el mejor país del mundo.
¿Quién es Mauricio Ordoñez?
Mauricio Ordoñez tiene 24 años. Vive en la ciudad de Rio Cuarto. Es estudiante de Derecho en la Universidad Nacional de Rio Cuarto. Se autodefine “de ideología socialdemócrata”. Participa en política y su espacio es la Unión Cívica Radical de esa ciudad. Además, Mauricio es miembro del equipo técnico de Fundación Río Cuarto 2030, una fundación cuyo enfoque es pensar a largo plazo la ciudad donde se asienta a partir de la planificación de políticas públicas que contribuyan a la transformación y desarrollo de la región. Le interesa la música y el deporte en sus tiempos libres.
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