"La mirada electoralista parece importar más que lo que podría ser una verdadera política de estado" |
Por Damián Arabia
Uno de los motivos por los cuales el acto electoral es
obligatorio, es el de evitar crear un mercado de votos, literalmente hablando.
Por otra parte, es el de restar importancia a la estructura partidaria,
posibilitando que los partidos más pequeños sin tanta capacidad de movilización
y financiamiento estén, en cierta medida, en una mayor igualdad de condiciones.
Es desde entonces indiscutible la necesidad de que, si eventualmente se pudiera
votar a los 16 años, fuera de manera obligatoria como afecta al resto de la
población. Valdría preguntarse también
por qué la desesperación del oficialismo por imponer que la norma rija a partir
de la próxima elección. Nuevamente, la mirada electoralista parece importar más
que lo que podría ser una verdadera política de estado.
Pero en esencia está aquí en discusión otro punto que tiene
que ver con una asignación de responsabilidades. Cabe aclarar que la discusión
no pasa por la capacidad o no de estar listo para elegir representantes. Hay,
como en todas las edades y escalafones sociales, quienes están comprometidos e
informados y quienes no lo están. Sin embargo, este no puede ser un argumento
válido para estar en contra del voto juvenil, ya que habilitaría la discusión
de un voto calificado. Tampoco suena muy convincente el fundamento sobre la
deserción escolar, aunque sea cierto que esta es altísima.
De lo que se trata, es de establecer una edad, un número,
que indique a partir de qué momento el ciudadano comienza a ser responsable de
sí mismo. Es en este sentido inalterable uno de los principios básicos del
derecho “qui peut le plus pouvant le moins” -Quien puede lo más puede lo menos- ¿Cómo se explica, que un joven pueda elegir a sus representantes pero no pueda
salir del país, casarse, conducir, siquiera comprar alcohol o retirarse de su
escuela sin autorización? La discusión se vuelve mucho más grave cuando este
argumento electoralista abre las puertas a quienes crean conveniente enviar a
un niño de 16 años a una cárcel común o a una eventual guerra.
Pensemos entonces, que pasará cuando se vote a los 16.
Seguramente habrá quienes dirán que luego hay que “ampliar aún más los derechos
y llevar el voto a los 14” ¿Por qué no a los 15 o a los 17? Es evidente que
cualquiera sea el número que se trate, es absolutamente arbitrario y sin
fundamentos y que nada tiene que ver con una verdadera ampliación de derechos.
Sin embargo, pareciera ser que los 18 años encuentran, además de 218 de los 234
países que hay en el mundo que lo consideran la edad “de corte”, un hecho
fundamental: A los 18 años se termina la escuela. Debiéramos entonces bien, de
querer cambiar la edad para concluir los estudios obligatorios, y correr todas
las demás asignaciones de derechos y obligaciones también.
¿Tiene esto sentido? En un mundo que tiende a alargar las
expectativas de vida de sus ciudadanos suena incoherente pretender acortar la
niñez. Es conservador y hasta reaccionario responsabilizar aún más a los
jóvenes, cuando hace no mucho en Argentina se logró el secundario obligatorio y
correr la edad mínima de trabajo de los 14 a los 16. Debiera estar en una
plataforma progresista aumentar aún más la edad mínima para trabajar
regularmente -es decir a los 18 años- y no la de otorgar mayores compromisos a
una etapa de la vida del ser humano que se ha prolongado ¿Es una ampliación de
derechos? La verdad que no, sino más bien que la medida busca regresar en la
máquina del tiempo a siglos pasados donde un muchacho de 14 años ya era todo un
hombre, con todas las obligaciones que ello significaba. En dirección contraria
a todos los avances de la humanidad en materia de derechos de la juventud, la
medida pareciera más bien delegar en los pibes problemas que los grandes no pueden
o no quieren solucionar. Es retrogrado y hasta cobarde, porque acortar la niñez
no es progresista.
*Integrante de Nueva Generación en Unión Por Todos
1 comentario:
TE FELICITO, PORQUE ES LO PRIMERO COHERENTE QUE LEO, MUCHOS HABLAN DE DERECHOS, DE PROSELITISMO, DE EDUCACIÓN, ETC.
YO ME CANSÉ DE DECIR QUE A MÍ ME PARECÍA QUE ESTÁN DELEGANDO EN NIÑOS RESPONSABILIDADES DE ADULTO Y ME TRATARON DE DISCRIMINACIÓN. TE ACLARO SOY DOCENTE DE APOYO A LA INTEGRACIÓN Y TODA MI VIDA LA HE DEDICADO A INCLUIR. GRACIAS. PORQUE AL MENOS UNA VEZ, EN ALGÚN SITIO LEÍ LO QUE YO PIENSO.
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